Creo obras que son declaraciones.
Piezas concebidas como arquitectura estética: la unión entre arte, alta costura y pensamiento.
Cada forma que nace en mi estudio traduce una idea en materia.

Trabajo con la joya porque en ella convergen todas mis disciplinas:
la precisión de la arquitectura,
la sensibilidad del arte,
la actitud de la alta costura
y la profundidad del pensamiento femenino.

Maramz no es una marca: es un lenguaje.
Un movimiento estético donde cada obra es un emblema de identidad.
Una pieza Maramz no se lleva: se habita.
Es arte portable, escultura íntima, presencia consciente.

Creo para mujeres que viven su belleza como una forma de pensamiento.
Mujeres que no buscan transformarse, sino recordarse.
Porque el verdadero poder femenino se expresa con calma, inteligencia y forma.

“Soy la mujer que quiero ser.”